Es muy probable que yo haya sido el primer cliente del Mosaico de la Condesa. Hará unos nueve años casualmente pasé frente al local la mañana de su inauguración; estaba vacío, entré y pedí un croissant y un exprés. Buenísimos. Esa misma tarde volví para comer. Supe que había encontrado el restaurante del resto de mis días y a partir de entonces no pasaba una sola semana sin que fuera al menos una vez.
La comida era reconfortante, todos los meseros me llamaban por mi nombre y se desvivían por atenderme de maravilla (tragos y postres gratis incluidos). Mosaico era un verdadero restaurante de barrio, donde te encontrabas con tus amigos y vecinos, donde los meseros te conocían mejor que tu psicoanalista.
Sin embargo esos maravillosos años murieron. Con el nacimiento de F dejé de ir por cerca de seis meses y cuando volví el Mosaico era otro. Seguía siendo un buen restaurante, pero después de que lo compró Grupo La Mansión poco a poco fue perdiendo su encanto original. Subieron los precios, extendieron horarios, cambiaron a casi todos los meseros, la comida no era tan buena y el ambiente de barrio desapareció.
No obstante, me reencontré con aquellos placeres perdidos en un local que justamente lleva por nombre Los Placeres, en el que trabajan varios meseros del viejo Mosaico así como uno de los chefs del Champs Elysees, restaurante que también fue adquirido por La Mansión. Fue como haber regresado a la calle de la infancia para redescubrir juegos y amigos olvidados.
Apenas abrí la puerta del auto y ahí estaba para recibirme Ricardo, uno de los capitanes de mesero del Mosaico de mis recuerdos. "Señor Luis cómo está", me dijo como si nos hubiéramos visto hace apenas unos días.
Los Placeres es un local correcto, sin pretenciones. No es para ir a ver y que te vean, ni para ir en bola, ni para sentir que estás comiendo lo último en tendencias culinarias. Uno va a Los Placeres a disfrutar de platillos ejemplarmente logrados, típicos de bistro; tan sencillos que más de uno diría "yo pude hacerlo" como quien al ver a Tiger Woods cree que hacer un hoyo en uno es fácil.
Empezamos la comida con unos callos salteads en mantequilla y una ensalada verde con aderezo de anchoas y queso parmesano. Después pedimos un salmón a la plancha perfecto y unos suculentos sesos a la mantequilla negra. Hasta F, con su año 10 meses, disfrutó de todo lo que pedimos.
Creo que no había platillo que no se antojara, casi todos emanados de la carta del Mosaico o del Champs. Los precios también son sorprendentes. Salvo el jamón ibérico de 350 pesos, nada en la carta pasaba de los 250, precios muy razonables tomando en cuenta la calidad y porciones. Y por si la excelente comida no fuera suficiente, probamos un vino que me sorprendió. Se trata de un vino de la región catalana del Priorat llamado Els Cups. Exquisito y a muy buen precio.
Un helado de vainilla, un pay de calabaza y un buen exprés cerraron una tarde de reencuentro culinario.
Los Placeres: Pachuca 96, entre Fernando Montes de Oca y Juan Escutia, en la Condesa. Tel: 55 5212 0105
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