¿Cómo es que un argelino decide emigrar a México? ¿Y cómo es que, para fortuna nuestra, se le ocurre poner un puesto callejero de falafel?
La respuesta la podrán encontrar de miércoles a sábado, después de las 21:30 horas, sobre Nuevo León, esquina con Mexicali, en la Condesa.
Ahí es donde Said instala su pequeñísimo puesto de lámina y lona bautizado Falafel to go, que presume de ofrecer este platillo al tradicional estilo mediterráneo.
El lugar es tan pequeño que solo se le descubre por casualidad, ya sea porque pasaste caminando por ahí o porque estabas de mirón mientras esperabas a que cambiara de color el semáforo. Afortunado encuentro que ahora mis papilas gustativas quieren repetir cada noche de fin de semana.
Aunque al falafel se les conoce como el fast food de oriente, Said no tiene prisa. Las pitas se calientan lentamente mientras charla sobre cualquier cosa; luego las abre con toda calma para rellenarlas cuidadosamente con bolitas de haba fritas, pepino picado, tomate picado y col rayada; un clásico falafel sin pretensiones.
Nosotros los comensales también nos lo tomamos con calma recíproca. No sé si absortos ante la expectativa de lo que estamos por probar o incrédulos ante el hecho de tener a un argelino cocinando para nosotros en plena calle del DF; y todo por 37 pesos el falafel, que Said me propone maridar con Boing.
Pero como no estoy para semejante experimento sincrético opto por llevarme mi comida a casa, donde confirmo que Said y su puesto, lo que tienen de improbable, lo tienen de gran descubrimiento.
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