Domingo 19:30 horas, al fin un respiro después de un arduo fin de semana del que me siento especialmente orgulloso como papá. Anoche, por primera vez logré que Fátima se fuera a dormir en cuna sin ayuda de su madre. Hoy, como regalo de cumpleaños, envié a M a un largo tratamiento en el Away Spa del Hotel W así que toda la mañana estuve a solas con mi pequeña Tirana. La lleve a comprar algunas cosas que faltaban para su primer día de escuela, que es la próxima semana, y luego al parque. Nos la pasamos increíble y me sentí feliz de verla tan contenta mientras mi orgullo de padre se desbordaba por los costados de una resbaladilla. M regresó con una sonrisa enorme; un fin de semana redondo.
¿Y cómo festejar semejante par de éxitos? Pues retomando este olvidado blog, de la mano del mejor maridaje que conozco: oporto y queso stilton. Una combinación poco probable, pensé cuando me pasaron el tip, pero espectacular al intentarlo. La potencia del queso (es la versión inglesa del roquefort) y la dulzura del oporto resultan un descubrimiento sublime, ahí donde menos esperaba que lo sublime podría ocurrir. Mis éxitos de padre lo merecen.
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