Se me antojaban unos camarones pero tenía frío. Y cuando uno tiene frío como que los camarones no son opción, a menos que...
Así nació la idea de esta receta que me tardé un maldito mes en perfeccionar lo suficiente como para hacerla pública. Por cierto, va un tip difícil de aplicar: Nunca te des por vencido si una receta no te sale a la primera; es más, ni siquiera te desanimes si un platillo que crees haber dominado de pronto decide echarte en cara que, en la cocina, las cosas nunca salen igual.
Así me la aplicó hace unos años un fondue de queso con el que quise presumir a mis ahora suegros lo bien que cocinaba. Aunque sostengo hacer el mejor fondue de la Ciudad de México, ese fatídico día algo salió mal y la humillación fue mayúscula. Estaba tan enfurecido conmigo mismo que esa noche me retorcía de coraje en la cama como si me hubieran apuñalado en el estómago.
El punto es que aprendí la lección y esta vez me tragué mi orgullo, no compartí mi invento con nadie más que M (mi cochinillo de Indias en materia culinaria) y repetí la operación una, dos, tres y hasta cuatro veces.
Hoy me siento lo suficientemente confiado como para compartir esta receta. Se la debo a mi nariz e imaginación que aseguraban posible mezclar camarones, chile morita y échalottes con ingredientes invernales como la naranja y la canela. El resultado: un platillo de sabores dulces y picosos en una reñida pelea por conquistar las papilas gustativas.
Ingredientes para dos personas
Medio litro de jugo de naranja
Un puñado de chiles moritas
Dos varas de canela
Dos échalottes
16 camarones
1 copa de vino para beber mientras cocinas
En un refractario vierte el jugo de naranja y la canela, en trozos.
Pon a marinar los camarones pelados pero con cabeza (las cabezas dan
sabor) durante 40 minutos. En tanto, corta los chiles morita en tiras, quitándoles las semillas (entre más semillas dejes más picoso quedará el platillo, y por muy inocentes que parezcan estos chiles, no lo son en absoluto).
En una sartén calienta aceite de oliva y carameliza los échalottes cortados en rodajas finas.
Agrega los chiles, un chorrito del jugo de naranja y prepárate para toser un poco.
Una vez que los chiles hayan absorbido el jugo incorpora los camarones, un poco más de jugo y tapa la sartén. Cocina a fuego lento hasta que los camarones estén bien cocidos.
Sugiero servir acompañado de arroz y maridar con un vino dulce (un Sauternes por ejemplo), que ayudará a acentuar la experiencia agridulce y mitigar el picor del platillo.
Y como todo en la cocina es perfectible, se aceptan sugerencias, críticas y comentarios.
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