El desafío es evidente. Con frases como "Aquí decimos chico, no alto" y "No se dice venti, se dice grande" la flamante cadena de cafés Cielito Querido Café deja muy claro de quién quiere diferenciarse.
¿Pero para qué embarcarse en semejante estrategia de marketing cuando las diferencias saltan a la vista?
En los 15 minutos que llevo aquí el diseño y ambiente del local no han hecho más que atraer miradas; los baristas con camisa blanca y corbata negra evocan la seriedad con que hay enfrentar la preparación del café (cosa que hacen bastante bien); servir el expreso en tazas de cerámica refuerza esa vocación de respeto a la bebida y por lo tanto al cliente.
¿Qué más me da saber que aquí el expreso es cortado y no macchiato? No hace falta. Son otras las razones por las que regresaré.
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