Suerte la de aquellos que tienen una de esas madres que son una misma con el horno y las sartenes. Creo saber de dónde me viene la afición por la buena comida. Y aunque de niño me prohibía cocinar por el cochinero que hacía, cómo no perdonarla si ahora me consiente preparándome delicias como este bacalao con samfaina, un especie de ratatouille catalán.
Definitivamente está en su top ten junto con el pan de calabaza, el conejo, el pescado a la sal y esa ensalada de zanahoria que de niño me enloquecía.
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