Este fin de semana tuve el gusto de conocer a Dominique y el placer de probar sus croissants.
No hay para mí mejor regalo matutino que desayunar un latte cargado y un croissant. El problema es que si bien es difícil encontrar lo primero, más difícil aún es encontrar lo segundo.
Problema resuelto. El hojaldre del croissant de almendra de Patisserie Dominique crujía con suavidad en mi boca mientras dejaba descubierto al paladar una pasta de almendras inmejorable. El café exprés que tomé, a la altura del croissant.
El local es otro placer: un espacio acogedor y mínimo, en el que apenas cabe un escaparate donde se presumen unas tartas de aspecto suculento y un par de mesas, tan cercanas una a la otra que hacen casi imposible que exista más de una sola conversación en el lugar. La tentación de opinar sobre lo que se dice en la mesa de junto es irresistible y dudo que alguien pueda evitarlo; algo que, al menos en mi primera visita al lugar, resultó enriquecedor.
Ahora sólo queda un asunto más que sortear: convencer a Dominique de hornear sus croissants (de mantequilla y de almendra) a diario y no solamente los viernes y sábados. Será cosa de generar la demanda. Ahí te lo encargo, amable lector.
Patisserie Dominique: Chiapas 157 A, col Roma, casi esquina con Medellín, atrás Pabellón Insurgentes.
PD
Interesante oferta culinaria la que se está arremolinando en esta calle de la Roma. A unos locales de Dominique está el restaurante La Antigua Cortesana que presume de buenos platillos que definen como "comida artesanal mexicana". Ya en la esquina de Chiapas y Medellín hay un local de pastes hidalguenses. Al pasar casi me detengo a comprar la cena. Habrá que visitarlo pronto.
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